Ayer, domingo cinco de mayo, las playas del país estaban abarrotadas. Parecía un agosto despistado. Esta mañana, incluso, al ir al trabajo un poco tarde he percibido a algunos grupos, especialmente de jóvenes, que se dirigían a la playa de Sable d’or. Más que cambio de usos y tradiciones veraniegas, se trata de un desafío